La tasa de fertilidad en África es una de las más altas del mundo, con un promedio que supera los cuatro hijos por mujer en muchas regiones. Este fenómeno tiene un impacto significativo en la estructura económica y social del continente. Una alta tasa de fertilidad puede contribuir al crecimiento de la población joven, lo que podría convertirse en una ventaja demográfica si se gestionan adecuadamente la educación y el empleo. Sin embargo, también presenta desafíos, como la presión sobre los sistemas de salud, educación e infraestructura. La distribución de la tasa de fertilidad es desigual; mientras que algunos países han comenzado a ver descensos, otros continúan con tasas elevadas. La clave está en implementar políticas que fomenten el acceso a la planificación familiar y la educación para equilibrar el crecimiento poblacional y el desarrollo sostenible.