Economía
La balanza comercial de Suazilandia es deficitaria; exporta principalmente productos agrícolas (85 % de las ventas totales), como azúcar, madera y productos derivados, cítricos, algodón y carne.
Tras la independencia del país, se ha realizado una renovación agraria dentro del marco tradicional, sin intensificar la explotación del suelo o introducir cultivos nuevos, ya que no obliga a ello la presión demográfica, y también debido al aporte en la renta nacional de las emigraciones estacionales a Sudáfrica.
Dentro del sector industrial destacan las plantaciones azucareras y las fábricas madereras. Se calculan unas reservas de 250 millones de toneladas de hulla. Existen yacimientos de diamantes en el noreste del país, que se exportan desde 1984.
Económicamente, cabe destacar una dependencia de Sudáfrica, que es el destino del 85 % de las exportaciones, y origen del 35 % de las importaciones. Proporciona el 66 % de la energía eléctrica y fuertes entradas de divisas, gracias al turismo y a un acuerdo aduanero.
Suazilandia es principalmente rural y tiene al 63% de su población por debajo del umbral de pobreza, Un círculo económico de 15 000 empresarios se lleva la mayor parte de la riqueza del país. Este círculo incluye a inversores sudafricanos que vinieron a Suazilandia para encontrar una mano de obra tres veces más barata y a un grupo de empresarios blancos que heredaron de los colonos británicos. Empresas extranjeras implantadas en el país, como Coca-cola, se benefician de una tasa impositiva muy baja. Los servicios públicos están muy poco desarrollados.
Sin embargo, el cultivo de la caña de azúcar, el principal recurso del país, esclaviza a una parte de la población: desalojos forzosos de comunidades rurales para desarrollar plantaciones, trabajo infantil, semanas de trabajo de hasta 60 horas, etc. La Confederación Sindical Internacional denuncia «condiciones de trabajo duras e insalubres, salarios miserables y represión violenta de cualquier intento de sindicalización».